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miércoles, 7 de enero de 2015

Otra vez el trigo en "problemas"

Decir que "otra vez" el trigo está en problemas, es simplificar el escenario. La verdadera frase es "otra vez metieron al trigo en problemas". Este desmanejo ya viene desde 2007 y tuvo tu pico de desconcierto, cuando en 2013 la tonelada de trigo llegó a valer US$ 400 la tonelada.

El gran problema de esta política es que no genera efectos positivos para el país en su totalidad, sino que transfiere renta desde los productores hacia el eslabón que puede comprar el trigo barato y después venderlo a un precio superior, especialmente los exportadores. Pero esto no es un acuse de recibo entre eslabones de una cadena (porque los exportadores también tienen que responder a arbitrariedades por parte del gobierno, como la exigencia de liquidar US$ 5.700 millones en el último trimestre del año, adelantando no solo ventas del año venidero, sino también el impuesto de las retenciones), lo que muestra es que las intervenciones estatales en los mercados son generalmente ineficientes y generan amplias arbitrariedades que perjudican generalmente al que posee menor poder de nogociación.

Efectos de estas políticas son conocidos:


  • Caída del área sembrada desde 6,3 millones en 2005 a 4,2 millones en la ultima campaña: eso implica US$ 600 millones menos en insumos y labores.
  • Caída promedio en la producción de 6,5 millones: eso implica en promedio US$1.300 millones menos por la exportación del grano en bruto por año. De los cuales cerca de US$300 millones irían al gobierno en concepto de retenciones. Además representa alrededor de 215.000 viajes menos de camión al puerto por año (esto supone que toda la producción se exportaría), lo que en promedio (y sumando otros gastos de comercialización) da un valor de US$175 millones de dólares que se dejan de generar por las malas políticas.
  • Las exportaciones de harina, que en parte habían sido favorecidas por "dumping" (los molinos conseguían el precio más barato que lo que debería valer) venían en aumento, pero debido a la escasez de trigo en 2013 cayeron a 279.692 toneladas, el registro más bajo según la serie que publica FAIM y que arranca en 2004.
  • Y demostrando la ineficiencia de la medida: el precio del pan aumentó desde el comienzo de la intervención alrededor del 900%.
Estos datos demuestran que la intervención priva a todos los eslabones de mejorar la eficiencia de la cadena, incluso al mismo gobierno. Por lo cual, más allá de que ya mucho se ha escrito, la eliminación de los cupos a la exportación para las cadenas agroindustriales es fundamental porque no genera ningún beneficio.

Y en lo que acontece a la actualidad, la brecha entre el precio externo y doméstico del trigo es del 40%, por lo cual, para aquel que tenga trigo, lo mejor va a ser esperar para venderlo, con la desventaja que este año viene llovedor, por lo que es un desafío para aquel que lo guarde en silobolsa. Frente a este escenario, los precios internacionales parecen mostrarse mantenidos en los valores actuales, pero cualquier mejora no se va a traducir de manera directa en un beneficio para el productor.

miércoles, 5 de noviembre de 2014

Aún queda soja por vender, y los precios mejoran

Según datos del Ministerio de Agricultura de la Nación, aún están pendiente para la venta alrededor de 18 millones de toneladas de soja. Esto muestra que hasta el momento se ha vendido casi el 67% de la cosecha, cuando en promedio en los años anteriores estaba en torno al 84%, tal como se presenta en el Gráfico siguiente. Esto implica que a la fecha se deberían haber vendido alrededor de 46 millones de toneladas, contra las 35 millones que se vendieron, es decir casi 11 millones más de haberse mantenido el ritmo histórico. 

Fuente: Elaboración propia en base a MAGyP.

Este comportamiento de racionamiento de las ventas, el cual en cierta medida estuvo influenciado por las lluvias que demoraron la recolección, se puede sencillamente resumir en una conducta "precaucionista" frente a la incertidumbre económica (especialmente cambiaria), en un contexto de achicamiento de los márgenes. Entonces, dado que poseen un activo dolarizado, se opta por quedárselo y no monetizarlo de otra forma debido a que sus insumos para poder producir también están expresados en esa moneda. Esto revela que aún hay que hacer mucho para unir a la producción con las distintas alternativas de ahorro-inversión que permitan optimizar el ciclo productivo, más allá de la necesidad de un entorno macroeconómico más certero. 

Este comportamiento llevó a que los productores vean disminuir el precio de venta de la soja desde el mes de la cosecha (precio promedio de mayo) hasta la actualidad. Pero, la fuerte caída de los precios internacionales, fue muy superior a la que se observó en el mercado interno (medido en dólares): un 32% contra un 8,6%, respectivamente. Aunque si además del mes de mayo, también se incluye el mes de junio, para obtener el precio promedio local -debido a que a fin de mayo aún restaba cosecharse el 26% de la campaña- (alrededor de 14 millones de toneladas), la caída interna fue de 7%. 

Durante ese período, la devaluación fue de casi el 6% y el precio en pesos se mantuvo casi igual. En el gráfico se puede ver la evolución de las cuatro variables desde el mes de mayo de 2014. Allí se comprueba la evolución positiva del tipo de cambio (US$/$), los precios actuales en pesos igual a los de mayo (Soja MatBa) y los precios en dólares interno (Matba US$) y externo por debajo de los niveles de mayo. Esto sencillamente refleja que la forma de ahorrar (y cubrirse) que primó fue a través de la soja, aceptando una tasa de retorno en pesos de 0%.

Fuente: Elaboración propia en base a quandl, Matba y BCRA.

De cara al futuro, la mayoría de los analistas coincide en que se ha dejado atrás los pisos de precios ocasionados por las cosechas récords sudamericana y norteamericana y que la demanda está traccionando lo cual genera un nuevo piso más elevado que los observados a principio de octubre. Ejemplo de que la demanda está traccionando es que habiendo transcurrido un poco más de dos meses del año comercial, ya está comprometida el 74% del total de la exportación de soja (máximo últimas cinco campañas) y el 59% de la de harina de soja (máximo últimas cinco campañas). Además, los fondos han vuelto a estar compradores en soja, lo cual parecería confirmar niveles superiores a los observados en septiembre-octubre de 345 US$/tn. Sin embargo, el techo parecería no estar mucho más alto.

Entonces, qué hacer con los remanentes de granos. Primera opción, pago de insumos a canje (aprovechamiento de las ventajas impositivas); segundo, si uno analiza los precios de futuro de mayo (cosecha nueva) hay una caída de 40 US$/tn, lo cual hace aconsejable desprenderse antes de la mercadería ya sea a través de herramientas financieras que permitan fijar precios mínimos -para aprovechar subas ocasionales- o vendiendo la mercadería (pero no dejar que una potencial devaluación, complique el financiamiento de la empresa; y si se vende, que ese dinero vaya a alguna inversión rentable como puden ser bonos en dólares, dollar linked, acciones. Para estas alternativas, debe tener presente cuál es su perfil de riesgo, y el plazo para el cual desea obtener una ganancia). Es interesante el abanico de inversiones bursátiles que se podrían abrir de mediar en enero un comienzo de negociación con los holdouts (son inversiones más riesgosas, pero con mayor retorno) por lo que hay que seguir de cerca la evolución de precios internos y las posibilidades que puedan surgir... o no, en caso de que Argentina no resuelva su conflicto de deuda. 



lunes, 21 de abril de 2014

Trigo, soja, maíz y qué ir vendiendo...

En la entrada previa (soja y dólar) planteábamos la necesidad que presenta el gobierno de devaluar en algún momento y la estrategia que lleva adelante de "impresivilidad cambiaria". Asimismo lo que decíamos era que es importante tener bajo control las deudas en dólares (cancelarlas o "calzarlas") y que había, de acuerdo a la postura frente al riesgo de cada productor, ciertos márgenes para especular, pero también oportunidades con los mercados de futuros. 

En el siguiente gráfico se aprecia como luego de los máximos de agosto de 2012, los precios de los granos comenzaron una tendencia decreciente (recordar que fue la peor sequía en EE.UU. de los últimos 56 años), sin embargo a partir de fin de 2013, esa tendencia pareció darse vuelta. Acá hay que destacar, por una cuestión de política monetaria de los EE.UU. el dólar frente a otras monedas se hizo más fuerte (con 1 dólar se compraba más de otras monedas) hasta septiembre y dado que los contratos están nominados en dólares, los precios tenían presión a la baja; pero posteriormente el dólar se depreció (1 dólar compraba menos de otras monedas) e influyó en la curva alcista que se ve en el gráfico (actualmente en relación al euro está en 1,389, de los valores más altos desde octubre de 2011, así que es probable que baje en los próximos meses, impactando en los precios)

Precios de Chicago para los primeros contratos

En cuanto al mercado interno, las diferencias con los mercados internacionales son inferiores a las retenciones, salvo para el caso de la soja. Es decir, el precio doméstico se obtiene de la siguiente manera: Pcio internacional menos retenciones (35% en soja, 23% en trigo y 20% en maíz) menos gastos de fobbing (manejos del puerto). Pero si uno hace la diferencia entre los precios internacionales y los domésticos (tomados a través del MaTBA), encuentra que en maíz el diferencial es de casi 10%, en trigo de 5% y en soja de 43,8%. Esto se puede ver en el gráfico siguiente. Claramente, el descuento que le hacen al productor por el precio de la soja en plena cosecha es alto (cuando en EE.UU se están observando los precios más altos en los últimos 10 meses), mientras que en los cereales, luce atractivo.

Diferencia de precios entre Chicago y MaTBA 

Un indicador para examinar que grano conviene vender es analizar los ratios de precios entre granos. Esta relación indican por ejemplo en "soja/maíz", cuantas unidades de soja puedo comprar con una de maíz y así para los demás ratios presentados. Dentro del cuadro, se muestra cuál es el comportamiento representativo de estos valores en los últimos 6 años.

Apoyando lo que marcaba el gráfico anterior, el gráfico siguiente muestra que el maíz y el trigo está en posiciones favorables frente a la soja. Esto surge de comparar el valor actual, con los del cuadro. Así para soja/trigo actual=0,77>cuadro=0,56  y para soja/maíz actual=0,57>cuadro=0,49.

Relaciones de precios disponibles
Nota: las relaciones se deben leer así: "soja/maíz"= por cada unidad de maíz, puedo comprar 0,49 unidades de soja.

En maíz es la relación más alta desde julio de 2013, sumado a que en EE.UU. la relación de stock es de la mejor de los últimos años. Por lo que sería bueno desprenderse del maíz viejo en primer lugar. Según los precios relativos del CBOT, los farmers norteamericanos tendrían más incentivos en sembrar soja, lo cual lleva a que los contratos de noviembre (soja y dólar) estén casi un 17% por debajo del contrato de mayo. Pero para esto aún falta, aunque cuando planteamos el tema de retener y especular, no es malo la compra de una opción para fijar un precio de mínima.

Por otro lado, el maíz viejo destinado al mercado comercial está casi completamente vendido lo que es comercial, por lo que es un incentivo a liquidar en abril lo que quede de la cosecha pasada (además se enfrenta a precios futuros más bajos). 

Mientras que en cuanto al trigo nuevo, existe un 49% vendido contra 85% (el año pasado los exportadores habían comprado a esta fecha un 60% más, por los errores de Moreno que había otorgado más permisos de exportación que los realmente disponibles (Porqué nos quedamos sin trigo en 2013). Para esta campaña el gobierno fue más cauto y había anunciado que se habría la exportación por 1,5 millones de toneladas, de las cuales hasta el momento solo han habilitado 1 millón, pero deberían estar pronto a habilitar las 500 adicionales y hasta podría ampliar el cupo en hasta 500 mil (probablemente un poco por debajo, y después de agosto). De todas maneras, de cumplirse esta ampliación, el sector exportador ya casi las tiene compradas, y la demanda se concentraría básicamente en la industria que aún tiene por comprar más de 1,6 millones de toneladas.

Ventas maíz viejo y trigo nuevo
Nota: X= exportación/exportable

En trigo, el mercado para la cosecha 2014-15 ya espera una recomposición de stocks internos, así que sería bueno ir vendiendo hasta antes de noviembre (hay una versión de que podrían eliminar las retenciones a los cereales, pero de tomar una medida de esta índole, seguramente la van a aplicar hacia una campaña para adelante).

Entonces como resumen, parece bueno desprenderse del maíz viejo durante el mes de abril y después ir vendiendo el trigo hasta antes de que entre la cosecha 2014-15, porque seguramente la superficie aumente y eso traiga un alivio a los holgados stocks argentinos. Y con respecto a la soja, mantenemos lo que dijimos en la entrada anterior (soja y dólar), pero siempre prefiriendo ir cubriendo parte de las ventas con opciones o futuros.

Ahora bien, para que el que venda para aprovechar los precios y no tenga deudas, algunas alternativas son: 

1- negociar con su banco la tasa para un plazo fijo antes de que bajen.
2- comprar bonos dolarizados o dólar linked (ajustas según el tipo de cambio)
3- ir a acciones (más arriesgado)
4- en este blog van a encontrar más información www.cartafinanciera.com/renta-fija/oportunidades-en-activos-argentinos-en-dolares/
5- ir adquiriendo insumos para la campaña que viene, aprovechando descuentos que puedan recibir por compra de contado.



viernes, 29 de noviembre de 2013

Agronegocios: ¿Qué va a pasar con el trigo, la harina y sus derivados?

La situación de escasez de trigo fue un evento extraordinario en 2013 (¿qué pasa en el mercado del trigo?), algo que no ocurría desde la década del '50 (se tuvo que importar durante la presidencia de Perón) y tuvo como principal causa las malas políticas aplicadas al sector (ROEs). Aún así, la falta de medidas claras para incentivar su siembra -más allá de un anuncio sobre las retenciones (Modificación en las retenciones al trigo) que posteriormente no se cumplió- ocasionaron que la producción estimada para la campaña 2013-14 alcance las 9,1 millones de toneladas (aunque el Minagri estima 8,8 millones), cuando hemos producido en el pasado casi 16 millones de toneladas.

Se debe aclarar que la producción estimada satisface la demanda interna, la cual se sitúa en alrededor de 7 millones de toneladas, y deja un resto para recomponer stocks y según la cifra que se elija, algo o nada para exportar. Pero el problema radica en el sistema impuesto de comercialización, dónde la exportación está sujeta a la autorización de ¿Moreno? (habrá que ver de quién ahora), lo cual no crea un comercio transparente. En esa línea, en lo que va de este año, sólo se han otorgado permisos para exportación cercanos a los 44.000 toneladas, de lo cual se pueden hacer dos escenarios: 1) optimista: "el gato se quemó con leche", así que están esperando a tener los datos de la producción para ver si alcanza para abrir exportación; 2) pesimista: se garantiza el trigo barato para molinos (perjudicando al productor) y los exportadores también lo compran barato a la espera de las autorizaciones. El escenario más probable es el 1), primero porque el estado necesita dólares (entonces en caso de haber trigo para el mdo interno, habilitaría algo de exportación), y segundo porque los productores que no estén apretados financieramente no van a vender a precios que no guarden relación con el mercado internacional (es decir, saben que hay poco trigo y no van a malvenderlo).

Ahora el tema complejo, es ver cómo reacciona la cadena de agronegocios del trigo en cuanto a la distribución de la renta. Es decir, a qué precio va a vender el productor el grano, a qué precio va a vender la harina el molino y a qué precio van a vender los productos farináceos las empresas. ¿Por qué surge este interrogante? porque cuando existen distorsiones de precios como ha pasado este año debido a la escasez del grano, la normalización va a implicar una "lucha" de intereses hasta que se vuelva a un estado "aceptable (o de equilibrio)".

El primer dato al comenzar la cosecha, es la fuerte baja de precios del trigo, aunque convergiendo a los valores internacionales. Sin embargo, el precio de la harina y de algunos de sus derivados cedieron pero en menor medida que el trigo. Este comportamiento es consecuencia de la pérdida de referencias relativas para ir bajando los precios y los comportamientos que pueda tener la demanda. Sin embargo, se debe tener en cuenta que la molienda de septiembre fue la más baja desde 2002, y la de octubre la más baja desde 2006, es decir, el alza de precios parece haber disminuido la demanda de productos, por lo que hacia adelante este eslabón en la cadena va a influir y será referente para el reacomodamiento de los precios. Es de esperar que esta conducta se mantenga en diciembre y enero, y una vez que existan datos concretos de los niveles de trigo, se vaya normalizando (siempre y cuando el gobierno no habilite exportaciones por encima de la capacidad de exportación disponible). 

Por último, acerco una pequeña regresión para estimar el precio de la harina según los valores que alcance el trigo. Es un modelo muy simple pero que ha mostrado robustez en los resultados. El modelo sirve cómo guía para estimar los probables precios de la harina. Acá solo utilizo el costo del trigo, pero hay otros elementos que también influyen. A modo de ejemplo, a principio de año la tonelada de trigo interna se ubicaba entre US$220-250/tn y la bolsa de 50 kg de harina se vendía entre US$24-30, es decir, de volver a esos valores el trigo, la harina también debería seguirlo. Para acceder al cálculo del precio de la harina siga el siguiente enlace: Estimación del precio de la harina y presione la fecha que apunta hacia abajo en la barra gris para descargar el archivo y modificar los valores de las variables.

martes, 20 de agosto de 2013

Agrofinanzas (tres): La "trampa" de la tasa de interés real negativa

En Agronegocios y economía, hemos ido hablando sobre agrofinanzas y la importancia de conocer la empresa agropecuaria. Siguiendo sobre la temática, en este caso analizaremos la toma de créditos con tasas de interés inferiores a la tasa de inflación (verdadera).

En escenarios inflacionarios, siempre que la tasa de interés sea inferior a la tasa de inflación, se está en presencia de una tasa de interés real negativa. Es decir, los intereses aumentan menos que el índice de precios al consumidor (IPC), que es la medida que se utiliza comúnmente para estimar la inflación.
Sin embargo, la capacidad de "apropiarse" de esa renta generada vía inflación recae sobre aquellos negocios que tienen la posibilidad de ajustar sus precios de venta al ritmo del IPC (inflación), ejemplos de los cuales hay cientos en lo que respecta al comercio (pudiendo aumentar en una mayor o menor medida sus precios en relación a la inflación, según la sensibilidad de su demanda frente a variaciones de precios).
Claramente, aquellos sectores tomadores de precios, como ocurre con el sector agropecuario, donde la cotización a la cual se vende viene dada por los mercados, dependen de la tendencia del mismo para poder "beneficiarse", es decir, no tienen bajo control directo el incremento del precio al cual van a vender, lo cual puede llevar a esfuerzos mayores (tener que vender más granos, leche o animales) para poder afrontar las obligaciones.
En el siguiente cuadro se presenta un ejemplo (simplificado) aplicado al sector granario:

Un productor tomó un préstamo en julio de 2012 de $100.000, a una tasa del 15% a pagar en julio de 2013. Llegado este mes, debe abonar $115.000.
Entonces, dependiendo de los usos de ese dinero, se analizan formas de pago ¿cuáles son las alternativas de pago que presenta?
1- Si se utiliza para capital de trabajo, es necesario que la rentabilidad de la actividad a la cual se aplique sea superior a la tasa pagada (apalancamiento).
2- Pero si es utilizado para adquirir un bien de capital (tal como han sido las líneas que han otorgado los bancos, a través de la obligatoriedad de la Nación), es necesario analizar las alternativas existentes para la compra -después de haber analizado que el proyecto es viable económicamente-:
   - pago de contado (sin tomar crédito): Si suponemos que la máquina valía $100.000, el productor debería haber vendido 56,4 toneladas de soja para adquirirla (soja cotizaba a $1.772 la tonelada).
   - Vía crédito: obtuvo el crédito, y tiene que devolver a 1 año -julio 2013- $115.000. Durante ese año la soja cotizó con vaivenes, alcanzando valores de $2.000, pero en ese mes particular, la soja cotizó en $1.756, lo que le demandó al productor vender 65,5 toneladas de soja, un 16% más que si las hubiera vendedo al momento de sacar el crédito (es decir, aún superior a la tasa cobrada del 15%). Esto es lo que llamo "la trampa de la tasa de interés real negativa".
La pregunta que surge ante esta evidencia es: ¿está bien endeudarse con tasa de interés real negativa? y la respuesta es SI.
El verdadero problema para la empresa agropecuaria está en no disminuir el riesgo del precio. Dado que al tomar el crédito enfrenta un flujo de fondos conocido, existen varias alternativas para poder "apropiarse" de la renta que genera la inflación y no tener después que salir a vender una mayor porción de granos para poder pagar el crédito:
1- Al mismo momento de la obtención del crédito, vender la cosecha a la cotización del día. Posteriormente, invertir ese dinero en instrumentos (pueden ser cheques de pago diferidos, ON, cauciones, bonos, letras, etc; pensar en agrofinanzas!!) hasta la fecha de cancelación del crédito, siempre en tasas superiores al costo financiero total que le cobran desde el banco. De esa manera, la renta que obtenga por sobre la tasa de interés será una ganancia, que funcionaría como un incremento en el precio de la soja vendida (una explicación de este mecanismo se encuentra en este artículo -click-).
Ejemplo: Si las 56,4 toneladas vendidas que representan $100.000, se colocan a una tasa anual del 20%, se obtendría $20.000 de interés, contra los $15.000 que debería pagar. Esos $5.000 serían beneficio para el productor, y representarían: i) un ahorro de 2,82 toneladas de soja; ó ii)un precio de venta de $1.860,7
2- La segunda variante propuesta es similar, sólo que se deja a riesgo del productor cuando vender los granos. En este caso, puede ser que el productor espere que se incremente la cotización hasta llegar a un determinado valor y recién allí, volcarse a inversiones financieras.
La segunda alternativa es más riesgosa y se acerca más a la venta en el momento de la cancelación del crédito. 
Este ejercicio es conocido como "cobertura", y es fundamental en las agrofinanzas, dado que permite disminuir la incertidumbre frente a la volatilidad de los precios. La mayor dificultad de implementación surge de la posibilidad (dado que el clima en muchas casos no es comporta de la manera esperada) de que el precio obtenido de las inversiones financieras al momento de la cancelación sea inferior al que prime en el mercado al momento de cancelar el préstamo. En ese momento, el productor no aprecia esa diferencia negativa como el "seguro" por haber asegurado un precio determinado, sino que si no tiene incorporado –y aceptado- el concepto preciso de cobertura, lamentará la supuesta “pérdida”. Sin embargo, en el otro extremo -como el ejemplo citado-, se mostrará sumamente complacido si el precio fijado previamente es superior al del mercado de contado (En este link las proyecciones de precios para futuro). En vista de ello, es necesario aclarar que la cobertura tiene como objetivo principal la reducción del riesgo. Y para realizar una buena cobertura, es necesario conocer la estructura de costos de la empresa y los flujos de fondos del futuro (en este link una explicación de qué es planificar).

Es claro, que los agronegocios deben empezar a incorporar más elementos de las finanzas -agrofinanzas- para poder incrementar los resultados.

viernes, 28 de junio de 2013

¿También va a faltar maíz?; ahora, qué pasa con el trigo para la nueva campaña

En un primer momento el mercado cárnico, ahora el mercado del trigo, y una incipiente preocupación sobre el mercado del maíz dejan a las claras que la intervención gubernamental en mercados conocidos como "de competencia perfecta" (porque presentan determinadas características como libre entrada y salida en el negocio, oferta y demanda diversificada, tomadores de precios, información abundante) distorsiona los relativos de precios, ocasionando que en muchos casos la asignación de recursos no sea la mejor llevando a una tremanda caída en los stocks de cabezas ganaderas o a suspender exportaciones de trigo o incluso plantear la necesidad de importarlo.
 
A la ya comentada situación del trigo, donde se planteaba que el trigo alcanza en el país solo que debido a malas políticas (dieron más cupos de exportación, ROEs, -con el afán de ingresar más dólares- de los que eran factibles), ahora surge la interrogante sobre el maíz.
 
Como primer punto a remarcar, es que con el maíz también se cometió el mismo error que con el trigo: se han dado más cupos de exportación, que lo que sugiere el nivel de producción y de consumo interno. Veamos algunos números de la campaña 2012/2013: el nivel de producción estimado es de 25,7 millones (récord histórico) de toneladas, la molienda seca y húmeda se lleva alrededor de 1,5 millones y la demanda animal (ya sea transformado en balanceado o en grano) se lleva alrededor de 6,7 millones. En síntesis la demanda interna está en torno a los 8,2 millones. Esto deja un saldo exportable para la presente campaña de 17,5 millones.
 
Ahora se debe analizar la cantidad comprada de los diferentes agentes: los molinos llevaban comprados al 30/04 alrededor de 1,15 millones de toneladas, mientras que los exportadores al 19/06 habían comprado casi 17 millones (han embarcado casi 11 millones) por lo que quedarían en manos de los productores alrededor de 7,55 millones de toneladas. Es decir, los exportadores están cercanos a comprar casi la totalidad del "saldo exportable". 
 
Entonces si quedan 7,55 millones de toneladas sin vender, 450 mil deberían ir a la molienda, 6,7 millones a consumo animal y el resto (400 mil) a exportación (a lo que se podría agregar un stock de 750 mil toneladas). Aquí es cuando surge la preocupación y se revisa la política gubernamental de la cantidad de cupos entregados a los exportadores (estos cupos son autorizaciones que le otorgan a los exportadores para poder exportar, y hay de distinta duración: autorizaciones por 45 días, 180 días o 365 días). Si se toman en cuenta aquellos de una duración de 365 días y que van desde mayo de 2012 hasta abril de 2013 (que le permitirían exportar el maíz de la pasada y presente campaña) la suma asciende a 24,4 millones, muy por encima del saldo exportable. Esta gran disponibilidad de cupo de exportación fue lo que exacerbó las compras de exportadores, generando que a la actualidad el 70% del maíz de la campaña se encuentre ya vendido, frente a un promedio del 58% de los últimos cinco años. Esta búsqueda del cereal por parte de los exportadores ha llevado a una relación de precios de maíz/soja de las mejores de la historia.
 
Entonces para responder la pregunta del título "¿va a faltar maíz?" hay un aspecto clave a tener en cuenta. A diferencia del trigo, el maíz no es el "pan de cada día" y por ende la demanda en "la mesa de los argentinos" es notoriamente menos sensible; pero sin embargo, el maíz es insumo para generar carne bovina, porcina y aviar, así como alimentar a los rodeos lecheros.
 
Decodificando toda la información vertida hasta el momento, maíz hay para todos, el problema -al igual que con el trigo- es la cantidad de cupos de exportación que ha librado el gobierno en su afán de hacerse de dólares y que lleva a los exportadores a hacerse de maíz rápidamente (al igual que había sucedido en su momento con el trigo) elevando el precio lo cual por un lado incentiva la venta por parte de los productores, pero por otro, aumenta los costos de producción de productos alimenticios.
 
Dentro de esta "carrera" por tener maíz, la molinería parecería que no tendría problemas de abastecimiento (además los que más demandan granos son los molinos húmedos, que tienen un mayor poder de negociación -o campos propios- para hacerse de la mercadería). Entonces el sector que queda en el medio es el ganadero, que tiene menor espalda financiera que el sector exportador para abastecerse de maíz. Dentro de este sector, se debe diferenciar en aquellos que consumen su propia producción y aquellos que deben comprar (se destacan feed lots y granjas avícolas para carne).
 
Sintetizando, el que podría sufrir hasta la próxima campaña con la disponibilidad de maíz es el rubro ganadero que compra maíz, debido al "apetito exportador". Que alternativas podrían surgir: desde el punto de vista del productor, menor ración de maíz, aumento de la faena (debido a la menor rentabilidad); a nivel macro, en el caso de que las compras del sector exportador sigan con el mismo ímpetu, y la demanda ganadera y de etanol no pueda ser cubierta con las ventas de los productores, problablemente se verifique una suspensión de exportaciones de maíz o se coercione a los exportadores a liquidar sus tenencias en el mercado local. De continuar la alta demanda exportadora y de no mermar la demanda para los animales (y abstrayéndonos de medidas de congelamiento o de otra índole que pueda implementar el gobierno), lo más problable es que los precios se mantengan elevados (no se debería esperar que se vuelvan ilógicos como pasó con el trigo).
 
En conclusión, en el maíz se cometió el mismo error que con el trigo (exceso de emisión de ROEs), pero a diferencia, en el maíz el sector que va a ajustar es el ganadero, por lo que es más dificil predecir sobre la disponibilidad hasta la próxima campaña dado que tienen mayor flexiblidad; sin embargo, pareciera indicar que esa situación va a mantener precios interesantes y los meses previos a la cosecha del 2014, la situación -de cumplirse los supuestos considerados- puede ser tensa en el sector ganadero y de bioenergía que debe comprar maíz, aunque en el caso de los animales, tienen mayor flexibilidad por contar con sustitutos.
 
TRIGO:
En relación al trigo se estiman 3,9 millones de hectáreas sembradas en la campaña 2013/2014 que está comenzando, lo cual podría dar una producción de alrededor de 12 millones de toneladas. Ya se sabe que el abastecimiento va a ser "caro" hasta que entre la nueva campaña (fines de noviembre), pero a partir de allí parecería normalizarse, fruto de que hasta el momento el gobierno ha otorgado solo casi 8.000 toneladas para exportación (contra 6,2 millones del mismo período del año previo) por lo que los únicos compradores serían los molinos (historia repetida). De todos modos, hay que esperar a ver si en los próximos meses con el avance de los cultivos, el gobierno abre el juego a los exportadores.








miércoles, 12 de junio de 2013

Qué están haciendo los productores con la soja

Hace una semana la presidente de Argentina advirtió a los productores agrícolas diciendo "sabemos lo que están haciendo, ya nos dimos cuenta". Básicamente, a lo que se estaba apuntando es al menor ritmo de venta de soja por parte de los productores, lo cual llevó a que la recaudación de los derechos de exportación caiga un 6,4% en relación al mes de mayo de 2012.

Este hecho es una realidad, los productores han vendido menos soja, pero esto en sí mismo es un acto que responde a las señales del mercado y gubernamentales, por lo que debe ser analizado dentro de un marco para hallar la justificación a ese comportamiento.

La cosecha actual de soja -próxima a culminar- rondaría las 50 millones (o incluso menos, se habla de 48,5 millones), de las cuales ya se llevan vendidas casi 21 millones de toneladas a los exportadores y a la industria. Este nivel de venta representa un 41% del total producido. Justamente ese valor es el que se toma en consideración para "apuntar" contra el sector agropecuario, dado que históricamente a esta fecha (datos a fin de mayo) el promedio vendido era del 52% del total producido (con años de seca donde se debía anticipar ventas o años buenos donde no había un mayor apuro en vender).

Si se hubiera vendido ese 52%, el volumen negociado crecería en 5,5 millones de toneladas, lo que generaría US$2.750 millones adicionales de ingresos de divisas y más de US$960 millones en conceptos de retenciones.

Pero este comportamiento tiene justificativos:

1- tentadores precios del trigo y el maíz, en relación al de la soja, lo cual incentiva a la comercialización de ellos en detrimento de la oleaginosa. Esto en el caso del maíz se percibe con una venta de granos del 67% de la producción, contra un promedio de las últimas cinco campañas del 54%. Esto le permite al productor ir afrontando los gastos. Esta mayor venta de maíz compensó en parte el efecto negativo de la soja generando ingresos adicionales por US$800 y retenciones por US$150 millones (neteandolo de la soja, los valores por la menor venta de la misma quedaría en US$2.000 millones y US$810 millones).

2- fruto de las distorsiones en los mercados del maíz y el trigo, la soja resulta ser el "bien" de resguardo de valor que tiene una alta liquidez (aunque no tenga un precio fijo).

3- tensa situación con el sector, malas campañas previas y rentabilidad en descenso (crecimiento de costos en aumento), generan reparos para la inversión en el sector, por lo que refuerza la estrategia tenedora de granos.

4- los precios de la soja no tientan demasiado a los productores, a pesar de que los mercados futuros internacionales dan una tendencia a la baja.

De todas formas, se debe aclarar que 2013 es el año récord en liquidación de divisas para los primeros 5 meses del año, según se muestra en la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina. Esto es consecuencia de que a pesar de la menor venta de soja, se incrementó la exportación de otros granos y a que los precios promedios de 2013 para los granos han sido superiores a los de 2012: 33,4% para el trigo, 2,6% para el maíz y 4,7% para la soja. Consecuentemente, es de esperar, que la liquidación de los impuestos al comercio exterior se sienta en el presente mes de junio.

jueves, 30 de mayo de 2013

¿Qué pasa en el mercado del trigo?

Entender la actual situación del mercado triguero, implica no solo ver el "corto plazo" sino hacer un poco de "revisionismo" histórico. Responder a la preguntas ¿por qué el trigo cotiza más que la soja? y ¿nos estamos quedando sin trigo? implica analizar no solo la producción, industrialización y exportación de la última campaña, sino también de las anteriores.

Arrancando por el corto plazo, en la última campaña triguera se sembraron entre 3,1-3,4 millones de hectáreas (la más baja en la historia) y dado que las condiciones climáticas no fueron las mejores, el rendimiento nacional se ubicó en torno a los 2.900 kilogramos por hectárea, lo que da una producción de entre 9 y 9,8 millones de toneladas. Este nivel es bajo y se encuentra entre los peores registros de los últimos veinte años.

Ahora es preciso ver cuanto trigo es necesario en el país. En promedio, en los últimos cinco años se han destinado a molinería 6,3 millones de toneladas (a razón de 530 mil toneladas al mes)  con las cuales se producen alrededor de 4,7 millones de toneladas de harina (por cada tonelada de trigo, sale 0,75 tonelada de harina). Es decir, Argentina consume (transforma) 6,3 millones de trigo. Sin embargo, es pertinente aclarar que del total de harina producida, no todo se consume, sino que hay una parte que se exporta -la cual ha ido en aumento en los últimos años pasando del 14,8% del total de harina producida en 2005 al 20,6% en 2012. Este comportamiento sin dudas fue favorecido por las trabas del gobierno a la exportación del grano del trigo a través de lo que se conoce como ROEs (Registro de Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior de productos agrícolas), lo cual generó bajos precio internos para el grano que los molinos aprovecharon (aunque también sufrieron congelamientos de precios, pero que al poder introducir elementos diferenciadores en las harinas pudieron  evitarlos en parte), lo cual incentivó un mayor consumo de harina per capita en el mercado doméstico, y a su vez, un crecimiento de la exportación. Sin embargo, la intervención gubernamental, desalentó a los productores a la producción de trigo, como quedó demostrado.

Teniendo en cuenta el monto destinado al consumo interno, el saldo exportable de la última campaña quedaría en 2,7 y 3,5 millones de toneladas. Bajo este escenario parecería no haber complicaciones hasta la próxima campaña porque el comercio exterior es manejado por el gobierno. Pero ante la fuerte escalada de precios, queda a la vista que la situación no es así, por lo que surge un interrogante sobre ¿quién tiene el trigo?

Para responder a esa pregunta, es necesario analizar un poco los dos últimos años de intervenciones del gobierno: en los años 2011 y 2012, hubo niveles de producción aceptables que generaron un saldo exportable aproximado de 9,6 y 7,8 millones, respectivamente. Frente a estos buenos resultados, el gobierno en 2011 aprobó 7,4 millones de toneladas para la exportación (lo cual permitió incrementar los stocks); pero en 2012 aprobó 12,2 millones (superior a los 7,8 millones de toneladas de saldo exportable), lo cual llevó a que se venda el stock existente que pasó de 5,1 millones de toneladas al inicio de la campaña, a 1,4 millones.

Es decir, el año previo el Estado pautó el incremento de ROE's con un objetivo fuerte que era incrementar la producción de trigo para captar más dólares de la exportación. Pero esa medida, claro está, no incentivó la siembra sino que produjó una fuerte caída en los stocks nacionales.

La cuestión que deriva en la situación actual, es que existen 5,3 millones de ROE's aprobados en 2012 que vencen entre junio y diciembre de este año, por lo que los exportadores el año pasado han comprado para abastecerse y poder cumplir sus obligaciones hoy. Frente a este panorama, durante 2013 solo se han aprobado 34.760 toneladas.

Entonces, ¿cómo se distribuyen las compras de la actual campaña? Según datos al 15 de mayo, en total se han comprado 7,3 millones de toneladas, de las cuales 5 millones han sido por parte de la exportación y 2,3 millones por la industria. Entonces, estaría quedando en manos de los productores aproximadamente 2 millones de toneladas. 

En vista de estos números, los 2,3 millones comprados por la industria alcanzarían -según el ritmo de molienda promedio de 2013 de 465.279 toneladas al mes, inferior al de los últimos 5 años- para 5 meses. Es decir, por la fecha de los datos publicados, la molinería estaría con insumos aproximados para  menos de un mes más de molienda. Este hecho responde a la primer pregunta del artículo ¿por qué el trigo cotiza más que la soja?, básicamente porque la industria no tiene insumos por lo que salen a ofrecer mayores precios. 

Pero para responder a la segunda pregunta ¿nos estamos quedando sin trigo?, es necesario hacer un cálculo adicional. Si los productores venden los 2 millones aproximados que tienen en sus manos, habría volumen para 4 meses y medio, por lo que si consideramos que los molinos tienen trigo hasta fines de junio y  esos meses que se agregan con lo que vendan los productores, en noviembre la disponibilidad de trigo estaría en duda

Las tres alternativas que posee el gobierno (que algunas se van a utilizar de manera conjunta) es utilizar la coerción y obligar a los exportadores a vender localmente parte de las 2 millones de toneladas que aún tienen sin embarcar; restringir las exportaciones de harina (aunque aún ahi necesitaría de la venta de trigo de los exportadores); o, importar trigo (a los precios actuales, se estaría consiguiendo trigo de afuera más barato que el interno). Lo más probable es que el gobierno avance en una mezcla de las dos primeras medidas.

Entonces, analizado el panorama de que existe trigo y que de mediar las "políticas" necesarias no se produciría desabastecimiento, el otro factor a tener el cuenta es el precio que se va a pagar por el. Probablemente hasta que se establezcan cuál será el camino a seguir por el gobierno, los precios sigan altos para poder acceder a la materia prima. Recién se estaría descomprimiendo la situación cuando empiece a entrar la nueva cosecha en diciembre, siempre que no medie alguna política de control de precios del Estado.

Este caso, sumado al ya conocido de la carne bovina, demuestra lo que pueden provocar las malas intervenciones en determinados mercados. Vale tener en cuenta que el reintegro de las retenciones al trigo a los productores a través del fideicomiso (Detalles del fideicomiso para el trigoRepercusión para el productor de la devolución) fue una medida pensada más desde la óptica de la necesidad de dólares (y caja), que de la necesidad de trigo, porque de haber primado la segunda opción la medida hubiera sido más directa para generar un mayor incentivo en los productores dado que la intención de siembra para la campaña que está arrancando es de 3,9 millones, si bien superior a su antecesora, aún bajo en relación al histórico.