jueves, 26 de noviembre de 2015

El camino a la "normalidad" de la política agropecuaria

El título de este artículo refleja que han existido años de "anormalidades" en lo que hace a política agropecuaria. Las dos grandes políticas implementadas fueron los derechos de exportación -retenciones- y los controles para exportar libremente.

Inicialmente la introducción de retenciones tenía el objetivo de apropiarse de la suprarenta generada por las devaluaciones; posteriormente con el aumento de los precios internacionales se justificó la mayor presión fiscal (a través de un aumento en las alícuotas de las retenciones) y la introducción de las cuotas a la exportación bajo el mandado de que servían para mantener bajos los precios de los alimentos. Sin embargo, según se aprecia en el Cuadro 1, estas políticas lejos estuvieron de lograr su cometido. El aumento del precio de alimentos y bebida ha sido superior al nivel general de precios.

Cuadro 1: Evolución del precio de los alimentos y el índice general de precios


Esto se da básicamente, o porque la incidencia de esos bienes controlados en los costos de elaboración de los alimentos y bebidas no es tan significativa (por citar un ejemplo, en el caso del trigo, el incremento de su precio se traslada hacia los precios de los derivados en porcentajes sensiblemente menores y el porcentaje de traslado es menor a medida que el nivel de valor agregado del producto aumenta.) o porque hay un ciclo biológico que condiciona la "realidad" (ejemplo: disminución de stoch ganadero que limitó la oferta haciendo que por esa restricción tengan que aumentar los precios)  

Adicionalmente, se pensó que estas políticas servían para incentivar la agregación de valor en origen, pero si uno tomo como una medida sencilla y  simplificada la estructura de exportaciones del país como medida de agregado de valor, comprueba que no se han producido grandes cambios en lo que respecta a las exportaciones industriales. Si es menester decir que ha aumentado en 6 puntos porcentuales las MOA, pero mayoritariamente de la mano del complejo oleaginoso.

Cuadro 2: Estructura de exportaciones nacionales

En fin, se pueden buscar muchas otras variables para demostrar que la política agropecuaria utilizada para alcanzar los objetivos propuestos (precios bajos y agregado de valor) no surtieron efecto y solo se prolongaron por cuestiones ideológicas y fiscales.

Sin embargo, estas políticas van a ser removidas con la nueva gestión. Las propuestas de campaña fueron: eliminación de las cuotas para exportación, eliminación de las retenciones al maíz y trigo (y a las economías regionales) y la disminución de un 5% anual para el complejo sojero. Pero...¿cómo queda la situación tanto del gobierno como de los productores frente a ello? En un cálculo estimativo, la ejecución de estas políticas, tendrán un costo de como máximo $13.000-14.000 millones (se contabilizan solo efectos directos y no los indirectos), lo cual equivale a casi un 85% de lo que Aerolíneas perdió en los últimos dos años.

Pero por el lado de los productores, si uno analiza la actualidad de los precios, se aprecia que el mercado ya ha descontado en gran parte estos cambios. En el caso del maíz, comparando el precio de Chicago con el del Mercado a Término de Buenos aires, la relación es cercana a cero. En soja, ya se está pagando por encima de un descuento de las retenciones del 5%, incluso en los últimos días llegó hasta un descuento del 20% (es decir, como si el nivel de retenciones fuera del 15%). En el caso del trigo, es el más "rezagado" en esta carrera, y aún cotiza un 10% por debajo de Chicago. En el caso del productor, el cambio de política más favorable será el de eliminar los cupos para exportar; la quita de las retenciones, ya el mercado lo ha incorporado en el precio (e indirectamente una corrección del tipo de cambio: ojo a no quedarse con deuda nominada en dólares).

Gráfico: Retenciones "legales" y retenciones efectivas


Sin dudas estas medidas generarán un estímulo para sembrar. Pero estos mayores valores de los granos, tendrán impacto en los costos de sectores conexos como la ganadería, la lechería o la avicultura. El camino a la normalidad no es sencillo, pero es necesario y para pensar en desarrollarnos, es necesario empezar a sembrar certidumbre. 

miércoles, 15 de abril de 2015

Qué se puede hacer para mejorar la rentabilidad del campo

El informe del USDA (Departamento de Agricultura de E.E.U.U., por sus siglas en ingés) que se publicó en el día de la fecha (último informe del oferta mundial de granos del USDA) generó tensión a la baja para la soja, y para el caso del maíz y el trigo permitió que recorten las pérdidas, pero están por debajo de lo que estaban al comienzo del día.

En Argentina la cosecha si bien viene a un ritmo inferior al promedio de años anteriores para esta fecha, se está presentando un buen rendimiento, tanto para maíz como para soja. Según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, al momento en soja se ha cosechado casi el 14% del área con un rendimiento de 40,5 qq/ha; en cuanto al maíz se ha completado un 17% del área cosechada, con un rendimiento promedio de 89 qq/ha.

Bajo este escenario, cada vez cobra mayor probabilidad el escenario de precios internacionales aún más bajos para la soja en el segundo semestre, cercanos a US$348 por tonelada en Chicago y estables para el maíz (US$157 por tonelada aprox). Pero para el mercado doméstico, los precios observados se mantienen bastante estables en relación a la actualidad (pero podrían ceder en caso de que cedan a nivel internacional).

La rentabilidad solo es positiva para la soja producida en tierras propias, mientras que para el caso de tierras arrendadas, así como para el maíz bajo tierras propias o arrendadas, el resultado es negativo para una explotación a más de 400 km del puerto. tal como se muestra en el siguiente cuadro, planteado para el sur de Córdoba (se supone para los dos cultivos un mismo valor de arrendamiento):

Margen Bruto

El rendimiento de equilibrio (es decir, aquel rendimiento para el cual el Margen Bruto se hace cero) para ambos cultivos es: para soja 19,7 qq/ha y para maíz 85 qq/ha (se supone costos de cosecha constante y costos de comercialización directamente vinculados al nivel de producción). Si solo tenemos en cuenta los costos directos y de cosecha, el rendimiento que se debe obtener para poder cubrirlos es de 13 quintables para soja y de 35 quintales para el maíz. Esto resalta el fuerte peso que tienen los costos de comercialización sobre los costos totales del agro, llegando casi al 46% en el caso de la soja y al 52% en el caso del maíz.

En el caso de que se tome una explotación localizada a 230 km del puerto, el análisis es el mismo, solo que se convierte en más positivo para la soja y menos negativo para el maíz disminuyendo los costos de comercialización a un 41% y 48%, respectivamente. Claramente un problema estructural que presenta la cadena agroindustrial, es la alta incidencia de los gastos de comercialización, lo cual está influenciado por la inflación en dólares interna (aumento de los costos logísticos en pesos por encima del aumento del tipo de cambio).

Si ahora suponemos una eliminación completa de las retenciones, se obtendrían resultados positivos para los dos cultivos en campo propio; pero en el caso de campos alquilados, la soja si mostraría un resultado positivo, pero no así el maíz. Pero hay que recordar que el margen negativo para el maíz se da en una sola campaña y no contempla el doble cultivo (y se valúa a precio soja). Pero hay que tener en cuanta que muchos contratos de alquileres están fijados bajo alguna metodología que implica una cantidad de quintales fijos a pagar según los precios disponibles. Este aumento de precios también se traduciría a los alquileres a pagar, por lo que en algunos casos puede ser preciso negociar sobre esa variable.

Margen Bruto sin retenciones

Entonces, hacia adelante para mejorar la rentabilidad del sector frente a estos precios internacionales y el atraso cambio, la solución a la vista es eliminar las retenciones. En el caso de la soja, posee más margen para hacerlo progresivamente. Además de la eliminación de retenciones, es necesario que se eliminen las distorsiones sobre el comercio exterior que eliminan la competencia dentro del mercado y provoca distorsiones entre los precios internacionales y domésticos superiores a lo que resulta de los derechos de exportación más los gastos de puerto.






miércoles, 18 de marzo de 2015

Retenciones segmentadas: lo bueno y lo malo

El día lunes 16/03 el gobierno lanzó el Programa de Estímulo a pequeños productores de granos (Programa) que consiste en una devolución de retenciones cobradas a productores de trigo, girasol, maíz y soja que producen hasta 700 toneladas.

Rápidamente, el programa consiste en un pago segmentado según los niveles de producción, creando invertevalos de 100 en 100, hasta las 700 toneladas. Los que producen hasta 100 toneladas, recibirán $450 anuales por tonelada, los que producen hasta 200 cobran $383, hasta 300 reciben $293, hasta 400 cobran $180, hasta 500 cobran $90, hasta 600 cobran $69 y hasta 700 cobran $45. El nivel de producción a considerar es el declarado en 2014.

El mecanismo de pago sería similar al CePaGa (devolución de retenciones del trigo) mediante transferencia bancaria los días 15 de cada mes, a partir de abril. Aunque cabe recordar que ambos programas son distintos en cuanto a su origen y fondeo: el primero fue un fideicomiso específico para el trigo que benefició a todos los productores y se anunció antes de la siembra del mismo; mientras que ahora es un fondo que crea directamente el Gobierno, que alcanza a más granos, pero que tiene un alcance limitado en cuanto a productores. 

¿Quiénes se beneficiarán? Según datos que aporta el ministerio, "Esta decisión del gobierno nacional tendrá un impacto positivo para el 80 por ciento del sector agropecuario, lo que alcanza a más de 46 mil pequeños y medianos productores" (estos datos no son de acceso público, por lo cual no se pueden chequar. Según el Censo Nacional Agropecuario, en el país existen alrededor de 160.000 Explotaciones Agropecuarias radicadas en provincias que siembran alguno de los cultivos implicados. Si bien este número está sobreestimado, si se podría dudar sobre el porcentaje de alcance). El rango de beneficiarios en cuanto a la cantidad de hectáreas sembradas puede variar ampliamente por el tema de la doble cosecha (cultivos sembrados en el mismo año en invierno y otros en verano), según los cultivos elegidos a la hora de la siembra y por la ubicación geográfica.

Puntos positivos:

  •  Se empieza a poner en agenda el tema de una necesaria rebaja de retenciones, frente al escenario actual de precios (hoy están a los mismos niveles que hace 5 años).
  • Algunos productores van a recibir fondos para aliviar algo de la situación actual de las empresas agropecuarias (dato importante para productores de los tamaños considerados).
Puntos negativos:
  • Anuncio a las apuradas: han pasado 2 días y no hay más información que lo que dijo la presidenta. Aún no está disponible en la secretaría de comercio el espacio para inscribirse al programa (o no lo encontré, lo cual implica que no es tan sencillo de hallar en la estructura de la página).
  • Nuevamente agrega más burocracia.
  • No se explicita de dónde surgen los valores que se van a devolver, que se presentan en la tabla:
  • No se tuvo en cuenta los diferentes rindes de los cultivos (situación: dos productores vecinos del sur de Córdoba que trabajan 100 has cada uno. Uno sembró 100 has de maíz y el otro 100 has de soja: el primero obtuvo 700 toneladas y el otro 250, el primero va a cobrar $31.500 y el segundo $73.250. Si bien este es un ejemplo extremo, no quita que los que sembraron en proporción más maíz en una misma área dónde otros productores sembraron soja o girasol, se verán perjudicados).
Conclusiones:
Es importante que se empiece a poner en agenda el tema de las retenciones frente al contexto actual de precios bajos que se va a mantener, por lo menos en todo 2015 y es probable que más aún. Hoy por hoy, frente lo estrechos de los márgenes todo dinero que ingresa a la empresa agropecuaria es una "bendición".

Pero esta medida tiene los problemas de no brindar suficiente información, es parcial, y puede llevar a que se produzcan inequidades severas (este punto que se refiere a la segmentación, hay que aclarar que no es sencillo de solucionar en este tipo de medidas).

Así que como conclusión, es una medida que va a beneficiar a un segmento de productores (por falta de datos, no puedo avalar que alcance al 80% de los productores, pero esos datos deben salir de las declaraciones que hacen los productores a AFIP y no son de acceso público), pero que no es definitivamente la mejor solución a la problemática del sector agropecuario porque es parcial, no modifica el régimen actual de retenciones, mejora la rentabilidad de aquellos a los que asiste, pero deja fuera a una gran cantidad de productores que también muestran el mismo problema de rentabilidad baja, nula o incluso negativa, debido a la inflación y la baja de precios internacionales. 





miércoles, 7 de enero de 2015

Otra vez el trigo en "problemas"

Decir que "otra vez" el trigo está en problemas, es simplificar el escenario. La verdadera frase es "otra vez metieron al trigo en problemas". Este desmanejo ya viene desde 2007 y tuvo tu pico de desconcierto, cuando en 2013 la tonelada de trigo llegó a valer US$ 400 la tonelada.

El gran problema de esta política es que no genera efectos positivos para el país en su totalidad, sino que transfiere renta desde los productores hacia el eslabón que puede comprar el trigo barato y después venderlo a un precio superior, especialmente los exportadores. Pero esto no es un acuse de recibo entre eslabones de una cadena (porque los exportadores también tienen que responder a arbitrariedades por parte del gobierno, como la exigencia de liquidar US$ 5.700 millones en el último trimestre del año, adelantando no solo ventas del año venidero, sino también el impuesto de las retenciones), lo que muestra es que las intervenciones estatales en los mercados son generalmente ineficientes y generan amplias arbitrariedades que perjudican generalmente al que posee menor poder de nogociación.

Efectos de estas políticas son conocidos:


  • Caída del área sembrada desde 6,3 millones en 2005 a 4,2 millones en la ultima campaña: eso implica US$ 600 millones menos en insumos y labores.
  • Caída promedio en la producción de 6,5 millones: eso implica en promedio US$1.300 millones menos por la exportación del grano en bruto por año. De los cuales cerca de US$300 millones irían al gobierno en concepto de retenciones. Además representa alrededor de 215.000 viajes menos de camión al puerto por año (esto supone que toda la producción se exportaría), lo que en promedio (y sumando otros gastos de comercialización) da un valor de US$175 millones de dólares que se dejan de generar por las malas políticas.
  • Las exportaciones de harina, que en parte habían sido favorecidas por "dumping" (los molinos conseguían el precio más barato que lo que debería valer) venían en aumento, pero debido a la escasez de trigo en 2013 cayeron a 279.692 toneladas, el registro más bajo según la serie que publica FAIM y que arranca en 2004.
  • Y demostrando la ineficiencia de la medida: el precio del pan aumentó desde el comienzo de la intervención alrededor del 900%.
Estos datos demuestran que la intervención priva a todos los eslabones de mejorar la eficiencia de la cadena, incluso al mismo gobierno. Por lo cual, más allá de que ya mucho se ha escrito, la eliminación de los cupos a la exportación para las cadenas agroindustriales es fundamental porque no genera ningún beneficio.

Y en lo que acontece a la actualidad, la brecha entre el precio externo y doméstico del trigo es del 40%, por lo cual, para aquel que tenga trigo, lo mejor va a ser esperar para venderlo, con la desventaja que este año viene llovedor, por lo que es un desafío para aquel que lo guarde en silobolsa. Frente a este escenario, los precios internacionales parecen mostrarse mantenidos en los valores actuales, pero cualquier mejora no se va a traducir de manera directa en un beneficio para el productor.